Fotografía blanco y negro, análoga.

Soy poco meticuloso y ordenado, tal vez necesito esa dedicación que ronda los proyectos.

Aprendí de Larraín a disparar por instinto y olvidar. Amplío maquetas de formatos pequeños (20 x 25 cms.) para luego dejarlas, que cobren vida propia, colgadas sin arte, en mi biblioteca o en alguna carpeta.

Sin embargo en algún momento se cruzan los temas; paisajes, vegetales, cielos con sus nubes y estrellas. Algo sucede que, como hermanos que reclaman su sangre, esas fotos se van reuniendo en torno a lo que las une, y yo soy un mero testigo, un instrumento porque las fotos estuvieron siempre allí, yo solo apreté el botón y fui inmensamente feliz.