Niké de Samotracia.

Gozo como nadie los museos, tanto como las bibliotecas o los jardines botánicos.

Esa urgencia protectora y democrática que tienen estos espacios me atraen desde niño. Hay siempre un misterio, una o varias historias, iconos, sorpresas y lágrimas.

Me emociona la belleza simple y melancólica de un Gauguin, las piedras sordas del Chelenko; a veces son calles y sus gentes o una escultura a pedazos de historia y dolor.

La “Victoria alada de Samotracia” es enigmática, frágil y misteriosa. La alegoría náutica es también erotismo helénico puro. Curiosamente tanta belleza sorprende desde la lejanía, lo cercano e intocable esconde los propósitos de esta piedra que es musa mojada y heroica.


Jorge Barahona

Diseñador de Estratégico & UX

http://www.jbarahona.me
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