Mi noche boca arriba.
En mis fotos evito las personas, tal vez porque no sé mirarlas y me oculto entre paisajes y tramas monocromas que cómplices, me buscan para drogarnos juntos y creer por un instante que nos salvamos, que no tuve que retratar a nadie, pero están allí y no me importa.
A Daniela la vieron millones de veces. Miles quisieron dejársela para sí, sin embargo me refugio en tramas, plantas, cielos y estrellas quién sabe por qué.
Tan difuso como Johnny Carter me detengo en lo de abajo e ignorado, en esas breves y sincopadas notas. “Acá hay foto” me dice el negativo y jugamos al cíclope, donde ambos nos empecinamos e incluso fantaseamos colgada así tan oscura y misteriosa. Simulamos que ven lo que quise ver, pero no, no hay foto.
Entonces vuelvo al comienzo, me deprimo unos días, hago como que olvido, tarareo una canción, paseo al perro o miro tele.
¿Y los demás?
¿Los demás Julio? Los demás ven en colores.