Descanso.
El regalo de esta foto es la contradicción a la velocidad, la multitud, el trabajo constante y duro de un pueblo herido pero digno. Los vietnamitas van y vienen por doquier en todo momento, sonriendo, amables, simples, menudos y cercanos.
Esta foto es todo lo contrario a lo que vives en cualquier ciudad de Vietnam, por eso la amplié, porque congelé un instante de solaz, paz, tranquilidad y relajo de un pueblo que pareciera que se come el planeta con la velocidad de sus motos que van por todas partes hacia el futuro.
La fotografía me regala la vida que paso de largo, detiene y me abre.