Maestro Poirot.

“Víctor Jara”, Luis Poirot.

Lucho, incansable y meticuloso, ese artesano que hilvana con precisión nuestra memoria.

Ahí están, Victor Jara sentado en un escaño mirando la juguetona cámara de Lucho, Neruda en su escritorio de Isla Negra o nuestra tragedia retratada en esa impresionante foto de La Moneda destruida e incendiada.

Lucho conoce como nadie nuestro ser porque lo ha desentrañado a través de su Arte mayor. Sus poemas visuales auscultan Chile, lo desarma y reconstruye para que sepamos quiénes somos, de dónde venimos y cómo podemos encontrarnos. 

Pepe Donoso nos mira, el verdadero, ahora sí. Nos mira como diciendo este soy yo, sin escenografías falsas. Lucho acaricia la roca de su tumba en Zapallar y ambos sentimos la brisa suave e invernal del Pacífico como un saludo anónimo e inconcluso.

Lucho enferma, y desde el dolor,  nos regala esas flores muertas de Bruselas para transformarlas en la luz eterna que es su obra.  

Entonces, cuan Hesíodo, del cielo infinito bajó su Musa para regalarle la nueva vida, la nueva luz. Fernanda posa, cantando esos maravillosos desnudos que son la desnudez de ambos, su declaración de libertad a un mundo pequeño y esquivo. 

Ahora los veo danzar por por esos parajes y bosques buscando la luz perfecta, los grises que nadie ve, la foto que es poema y belleza. 

Gracias Lucho.  Gracias Fernanda.

Jorge Barahona

Diseñador de Estratégico & UX

http://www.jbarahona.me
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Hago fotografía análoga monocroma.