Los Hui de Xi'an.

No hay lugar más apartado en la tierra que aquel donde eres realmente un extraño, un raro, uno donde los muchachos en las calles, piden sacarse un foto contigo, porque eres muy distinto.

Tan extraños somos porque en China no hay posibilidad de gestos o entendimiento; las lenguas, nuestras costumbres, ideas y construcción de la realidad son muy distintas. No hay puentes porque no hay nada de dónde agarrarse para comunicar, menos aún conversar..

Sin embargo los hui ocupan la calle para el comercio, cocinar maravillosas recetas ancestrales y sobre todo contemplar. No se trata que le haya entendido algo a un hui, pero su posición, su actitud y sobre todo su cercanía los hace más accesibles que los chinos de Beijing o Shanghai.

Hay algo en la mirada, la sonrisa -de otros- los aromas de sus comidas... hay algo que me conectó con estos seres con los que me siento tan lejos, tan cerca.