Mallín Grande.

No podemos elegir cuándo ni dónde morir , ya lo sé, pero si pudiera elegiría la Patagonia, mirando este paisaje inmenso que sobrecoge, y sus de cielos cambiantes, misteriosos, plásticos.

Elegiría escuchar el viento a veces sordo que me anuncia la noche limpia y azul donde podré conversar con las estrellas y los dioses griegos que las gobiernan.

Elegiría estos grises intensos con sus blancos tímidos y brillantes que escriben tantos días y árboles, tantos cerros y nieves.

Tampoco sé lo que se llevan aquellos que se van, tal vez una imagen así, en escala de grises, tan silenciosas como el aroma a frutillas blancas o la humedad regalada y una tarde caminando por las orillas del Chelenko.

Sentir la Patagonia es escucharse, recolectando recuerdos, efímeros, porque esos cielos ya no están, esas piedras que mi Mujer recoge y ordena así tan graciosa e infinita, ya no son las mismas, esos parajes que juntos vivimos están allí pero ya no. Esa es la maravilla de este Mallín, esa que sabemos que estará por siempre aquí, tan cambiante y distinta pero tan certera y precisa.

Si pudiera elegir, tan solo si pudiera.

Jorge Barahona

Diseñador de Estratégico & UX

http://www.jbarahona.me
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